Y llegó el día del Privilegio de la Unión. Y ahí estuvimos a las 17:30 en punto en la puerta de la casita de los Gigantes (como dice mi hijo) esperando a que salieran los grandes de Pamplona. Y por supuesto les acompañamos al ritmo de sus bailes y tambores durante todo el trayecto. El tiempo estupendo, un ambiente sanferminero tota y la magia de los Gigantes. Los gigantes tienen en mi hijo un poder mágico. Durante las 4 horas que estuvimos con ellos nunca se queja de los pies, ni está cansado, si se muere del hambre....Salen los Gigantes y adiós las penas.
Por supuesto estuvimos hasta el final. El tiririririririri de la canción de despedida hay que verlo.
Y desde luego merece la pena. La canción de despedida (supongo que tendrá nombre pero así la llamo yo y que no me oiga mi amigo Xabi de la comparsa) es grandiosa. La emoción de los niños (y reconozco de los adultos) se respira en el ambiente y aguantar hasta el final merece, merece y remerece la pena.
Hasta San Fermín Txikito.
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