viernes, 15 de diciembre de 2017

Mi hijo se ha tragado una moneda....qué hago??

22:30 de la noche.

Tengo a Little aquí a mi lado todo apenado porque Tartalo (gigante de la Chantrea),  tiene sólo un ojo. "Que pena, mami, tene solo un okjo, qué pena mami". Está como un disco rayado repitiendo esto sin parar y, aunque yo le explico que Tartalo es feliz con sólo un ojo, a él debe parecerle la mayor de las desgracias y me mira con carita de pena y boquita de pitiminí. Y a mí me dan ganas de comérmelo a besos.

Pero el portátil que tengo sobre mis rodillas corre peligro de estrellarse contra el suelo así que me voy a contener. Postpongo el atracón para más adelante (sí, si hacéis cálculos os daréis cuenta de que tengo un peque nocturno cuya hora normal de dormirse está entre las 23:00 y 23:30. Lo sé, un horror, pero ya nos hemos acostumbrado y confiamos en que pronto vendrán tiempos mejores)

Y precisamente, la boquita de pitiminí de mi niño es la protagonista de la entrada de hoy. Hace un mes más o menos esa boquita se tragó una moneda. No fue algo consciente por parte de Litte, que él no tenía ni media intención de experimentar sabores nuevos, simplemente fue un cúmulo de actos de mala suerte que desembocaron en el trágico final.

Él tenía la moneda en su puño, le tumbé para cambiarle el pañal, él se metió la moneda en la boca (cosa que nunca hace pero ese día por ahí le dio) y yo, al darme cuenta de lo que iba a pasar, le levanté de las muñecas diciéndole "no, la moneda a la boca no!" 

Tarde, obviamente llegué tarde, porque Little ya se había tragado la moneda o, mejor dicho, la moneda había decidido irse de viaje. Fueron tres segundos de pánico absoluto donde Little, agobiado por no poder respirar bien, me miraba aterrado, queriendo pero sin poder llorar. Yo, petrificada a su lado intentando mantener la calma, tranquilizándome al ver que, aunque atropellado, podía respirar. Una tos y un mini-vómito que escaneé ipso facto para ver si estaba el dichoso metal fueron el final de su angustia. Le abracé, le dije que estuviera tranquilo, que ya había pasado, que se había tragado la moneda y que ahora íbamos al médico para contárselo.

Sola con los dos, mi primer paso fue correr al ordenador. ¿Qué se hace en estos casos? No soy médico, ni enfermera, ni he hecho un curso de primeros auxilios (pero me lo voy a plantear seriamente) así que andaba completamente perdida. Me tranquilizó leer que es algo más común de lo que pensamos, que el peligro es que pase a las vías respiratorias, que es algo poco probable y produce ahogamiento. Parecía que eso no había pasado pero....¿y ahora qué?

A los cinco minutos Little estaba como si no hubiera pasado nada, les puse los abrigos y a urgencias nos fuimos. No había mucha gente así que nos atendieron rápido y ahí nos confirmaron que la moneda, afortunadamente de un céntimo, estaba en el aparato digestivo. Pasó por el esófago y llegó al estómago. Ahí la vimos alojada en la radiografía que le hicieron (me quedé con ganas de que llevármela a casa y estuve poco ágil en hacer una foto a la pantalla, así que sólo me queda el recuerdo de la imagen).




Y nos pusieron el siguiente tratamiento: bien de agua, alimentos que ayuden a eliminar y que arrastren, como los espárragos, observar si había molestias abdominales o intestinales y diseccionar los regalitos de Little hasta confirmar su expulsión. Nos dijeron que lo normal era alrededor de 7-10 días. 

Afortunadamente a los cinco días salió. Tenía miedo de que le molestara pero parece que no se enteró. Nunca pensé que encontrar algo metido en una caca me fuera a poner tan contenta pero así fue. La salida de la moneda fue una auténtica fiesta en casa. Creo que para Bigger, mi acompañante de la búsqueda del tesoro, fue una buena lección de anatomía. Me parece que por primera vez fue consciente de que lo que entra por la boca sale por ahí (queda feo escribir culete en un blog??)

El susto inicial pasó a ser una anécdota más en nuestra vida, y seguramente será recordado en varios momentos. De hecho, confieso que he guardado la moneda en una bolsita.

Si algún día os veis en mi tesitura, ya sabéis, mantened la calma, recordad que lo normal es que pase al aparato digestivo. Si tiene molestias seguidamente en la garganta puede ser que se haya atascado en el esófago, y si no se queja de nada, como fue mi caso, seguramente esté ya en el estómago, donde tras unas volteretas bajará por el intestino hasta ver de nuevo la luz. Acudid al médico para que os confirmen la ubicación, y sabed que casi siempre tiene un final marrón y feliz.

Pero espero que no, que contrariamente al objetivo que tengo con este post, mis consejos no os sirvan para nada. Que el mal rato que pasamos Little y yo no lo quiero yo para nadie!

Fin del post. Hora: 23:30 (durante mis tecleos, Little ha decidido irse a dormir y yo , para no alterarle sus deseos, me he abstenido de darme el atracón. Lo vuelvo a postponer para mañana y yo....me voy a dormir!


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