El fin de semana pasado hicimos una escapada express. El lunes anterior, el especialista nos había dado una mala noticia confirmándonos que nuestro Little tenía otitis media en ambos oídos. Así que sumando que la previsión del tiempo era buenísima, que teníamos un box de esos de una noche de hotel y que dicen que el aire del mar es bueno para que fluya el moco, nos decidimos y nos escapamos a Deba.
Deba es una localidad de Guipúzcua muy cerquita de San Sebastián. Es un pueblo pequeño pero lo tiene todo; un casco viejo con una plaza llena de vida, una playa preciosa, un parque enorme con columpios, un restaurante donde dan unas croquetas y una tortilla de patata riquísimas.....¿qué más se puede pedir para una escapada con niños?
Así que preparamos nuestros bártulos y allí que nos fuimos en busca de nuestro destino: la casa rural Arriola Txiki. Una casa rural entre Itziar y Deba, situado en un alto, en medio de la naturaleza y con vistas al mar. Habitaciones amplias con todas las comodidades, un salón enorme para disfrute de los inquilinos, un desayuno con bizcocho, tostadas y mermeladas caseras, derecho a cocina, y una dueña amabilísima. Un jardín con nogales y tumbonas de madera donde relajarse mirando al mar.
Y para deleite de los niños: una casa de madera en un árbol, un tobogán, columpios colgados de las ramas, una excavadora, un arenero. Y merodeando por ahí, un gallo (al que bautizamos kiriko), un burro, gatos y perros.
Vamos, un sitio perfecto. Y el tiempo nos acompañó tanto que incluso fuimos a la playa. Y nos pusimos en bañador. Y mi Partner hasta se baño!. La pena del viaje fue que el sábado por la noche acogimos a dos inquilinos que no esperábamos y que bajo ningún concepto queríamos en nuestro finde tan estupendo: el virus gástrico se hizo amigo del Bigger y se empeñó en boicotearnos las croquetas ya encargadas y correr a la casa rural a las 9 de la noche y la otitis despertó al Little a las 2 de la mañana y le hizo llorar lo más grande durante dos horas (imaginaos un llanto desconsolado en una casita rural donde no podíamos salir porque cada vez que abríamos la puerta para pasear al inconsolable por los alrededores y que no despertara a toda la casa aparecía un perracho enorme con no sé qué intenciones.....solo deciros a que a las 3 de la mañana empezamos a hacer las maletas para irnos en plena noche...).
M-e-n-u-d-a nochecita. De las que recordaremos siempre. Más vale que amanecimos con los virus controlados y tuvimos un domingo tranquilo.
Me apunto el sitio para volver pero esa vez, además de la previsión del tiempo, miraré la previsión de virus. Para que no me vuelva a pasar.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras......aquí va mi selección del finde en el Arriola Txiki:
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