Porque....¿qué pasa si me olvido de los chupetes de Little? (sí, se pueden comprar en cualquier farmacia pero a Litlle le gustan unos específicos de un supermercado específico, que son los más feos del mercado y eso que insistí con diseños más bonitos pero nada...). Y con los chupetes una no se la juega, que no me quiero ni imaginar el drama que podría ser!!!
¿Y si me dejo la cinta de neopreno para que Little se pueda bañar? Como le operaron de otitis en mayo al pobre no le puede entrar agua por peligro de infección...
¿Y si me olvido la Suavina (el mejor bálsamo labial del mundo)? (yo como Little tengo mis rarezas y no puedo vivir sin Suavina...)
Así que para evitar posibles olvidos con posibles consecuencias desastrosas, yo me hago una lista.
Una de las cosas a las que le dí más vueltas en mi anterior escapada a la playa, a principios de julio, fue qué juguetes llevarles a los peques. Estábamos justos de espacio porque vino mi suegra unos días así que cinco personas en un coche normal con silleta, barrera para la cama, y maletas para todos hicieron que tuviéramos que planificar bien el espacio.
Así que después de pensarlo y repensarlo, este año por primera vez decidimos que ningún gigante iba a acompañarnos en nuestras vacaciones. Ni Bigger ni Little pusieron objeciones a esta decisión, más vale. Os cuento cuál fue la selección del entretenimiento que decidimos llevarles a los peques:
- Rotuladores, acuarelas y acrílicas: no ocupa mucho y es perfecto para los momentos de después de comer si, como es mi caso, tenéis en casa algún peque que no duerma siesta como Bigger. Lo que más disfrutamos fue pintar las piedras de la playa. A Little le encantó estampar puntitos con un bastoncillo de oídos.
- Juego pequeño de mesa: en este caso llevamos dos, un parchís pirata que le regalaron a Bigger por su cumpleaños el año pasado y un juego de equilibro con sillas pequeñas de plástico que cogimos en Tiger el último día con la paga de la abuela (todo un éxito por cierto)..
- Muñequitos pequeños de plástico: de esos de plástico que aparecen por todos los sitios (en los huevos de chocolate, en los yogures, en casa de los abuelos, olvidados en un parque.....) En casa no les hacen mucho caso pero en la playa fueron todo un éxito. Little los bañaba todos los días en los cubos después de rebozarlos en la arena (si tienen alguno preferido no lo llevéis porque corren serio peligro de quedarse enterrados en cualquier sitio). Bigger les hacía castillos y casitas. Jugamos también a esconderlos en un recuadro de arena y encontrarlos luego excavando.... Lo dicho, todo un acierto!!
No llevamos nada más ni falta que hizo. La playa ya es en sí misma un juego con un sinfín de posibilidades: jugamos a cazadores de tesoros (esta vez la playa no estaba muy generosa y sólo daba piedras y pocas pero los peques celebraban cada una que encontraban), jugamos a escribir su nombre con ellas, hicimos una tortuga gigante de arena, hicimos un castillo, y dos y diez, nos enterramos los pies, hicimos torres de arena mojada.....nos bañamos, nos rebozamos en la arena, jugamos y disfrutamos de lo lindo. Descansar no descansé pero, ¿desde cuándo unas vacaciones en la playa con niños pequeños son para relajarse? Ya llegará el momento libro y el cerrar los ojos sin miedo sobre la toalla, pero mientras tanto....disfrutemos de estos momentos únicos que luego los echaremos de menos.
Felices y juguetonas vacaciones!!!!